Traslate

sábado, 2 de noviembre de 2019

11 Hábitos mexicanos que datan de tiempos prehispánicos.



México es cuna de una enorme cantidad de tradiciones heredadas de los antiguos pueblos indígenas que una vez habitaron el territorio, muchas de ellas se conservan casi intactas hasta nuestros días como danzas típicas, los voladores de Papantla, y la más conocida a nivel mundial; la celebración del día de muertos, sin embargo fuera de estas tradiciones que se celebran una o pocas veces al año, existen hábitos de nuestro día a día que tienen un origen prehispánico y que han estado presentes desde antes de la llegada de los españoles y que hoy en día hacemos de manera normal sin siquiera saber que también nuestros antepasados lo hacían en su rutina diaria.



Conozcamos un poco más sobre estos hábitos que han pasado de generación en generación hasta nuestros días con este interesante post sobre:


11 Hábitos mexicanos que datan de tiempos prehispánicos.



1.- Bañarse dos veces al día.



Aunque estamos acostumbrados a que nos digan que debemos bañarnos a diario, en muchas regiones de México es muy común para las personas bañarse dos veces al día, una por la mañana antes de salir a trabajar y otra por la noche antes de ir a descansar.



Códice de un indígena bañándose.



Cuando los españoles llegaron al “nuevo mundo” inmediatamente notaron que la población era en extremo limpia y muy meticulosa con su aseo personal, pues los habitantes de los pueblos indígenas solían bañarse dos veces por día en ríos, arroyos o lagos, además todas las casas contaban con un temazcalli (del náhuatl temaz “sudor” y calli “casa”), que es una habitación especial donde los indígenas cumplían con elaboradas rutinas de aseo personal, incluyendo baños de vapor al más puro estilo de los saunas.

Tanto el aseo en los cuerpos de agua, como en los temazcalli eran una parte fundamental de la rutina diaria, esto sorprendió sobremanera a los españoles pues ellos en cambio casi no se bañaban ni tenían ningún cuidado con su aseo.


2.- Comer pozole.



El pozole es uno de los platillos más típicos y significativos de la cocina mexicana, siendo uno de los iconos principales (además de los tacos), con los que el mexicano es asociado al rededor del mundo, esta tradicional sopa, a base de maíz cacahuazintle, carne, chile y verduras como lechuga, rábanos y cebolla, ya se consumía desde hace más de 500 años entre los Aztecas.

A diferencia de hoy en día, el pozole normalmente era un plato consumido por las altas esferas sociales; sacerdotes, guerreros de alto rango y el propio emperador, pues era una parte muy importante en rituales religiosos, ya que este platillo era exclusivamente preparado después de los rituales de sacrificio, en los que se ofrecía el corazón de la víctima (normalmente prisioneros de guerra), a los Dioses, ya fuera para tratar de apaciguarlos o para pedir por una buena cosecha y tiempos prósperos.



Plato de pozole rojo estilo Jalisco.



La preparación de este plato era casi idéntica a como la conocemos hoy en día, teniendo como diferencia muy notable que en los pueblos indígenas era preparado con carne humana, la cual provenía del desafortunado que ofrecían en sacrificio a los Dioses, después del ritual religioso, el cadáver de “la ofrenda” era desollado y destazado para formar parte de la sopa, posteriormente el plato era ofrecido a todos aquellos que tenían un papel importante en el ritual, pero nunca al pueblo que solo actuaba como testigo de los rituales, si el pueblo deseaba hacer su propio pozole en casa lo podía hacer, pero la carne humana era sustituida por carne de perro xoloitzcuintle o tepezcuintle (roedor conocido como paca común).

Así mismo en este apartado pueden entrar muchos otros platillos típicos de México, como el huitlacoche (también solo consumido por la clase alta) y los tamales, cuya preparación no ha cambiado nada desde hace siglos.


3.- Lavarse los dientes después de cada comida.



Ya comentamos lo cuidadosos que eran los indígenas con su aseo personal, pero esto no solo se limitaba el cuerpo, sino que también aplicaba a los dientes, a pesar de que no contaban con instrumentos dedicados para este fin, el aseo bucal era llevado acabo usando una mezcla de miel y cenizas de tortilla, la miel es completamente antibacteriana y las cenizas les servían como un pulidor para los dientes, este ritual se llevaba a cabo rigurosamente después de cada comida.

Al ver esto los españoles se mostraron muy sorprendidos por ese actuar, el cual ellos no practicaban además de que los pobladores indígenas solían tener dientes muy blancos y generalmente concervaban la dentadura hasta la muerte, era bastante raro que alguna persona careciera de piezas dentales, con excepción de los guerreros, quienes solían perder dientes con mucha frecuencia, pero en ellos era visto como muestra de valentía, coraje y poder, pues daba cuenta de sus hazañas en batalla, aun así los guerreros también se esmeraban mucho en el cuidado de sus pocos dientes.

Este ritual de limpieza dental se llevaba a cabo rigurosamente después de cada comida, sin necesidad de que nadie se los estuviera recordando, seguramente todas las madres estaban muy orgullosas de sus hijos por no tener que estar tras de ellos diciéndoles a cada momento que debían lavarse los dientes.


4.- Saborear un rico raspado.



Se cuenta que el Emperador  Moctezuma Xocoyotzin (también llamado Motecuhzoma, Moteczuma, Motezuma, Montezuma), Emperador de la gran Tenochtitlan, solía ordenar a sus súbditos traer nieve desde la cima del volcán Popocatépetl solo para que le fuera preparado este postre hecho de nieve, jarabe de frutas, flores, vainilla o miel, este manjar era tan exclusivo que solo la nobleza podía consumirlo.



Nieves raspadas típicas en toda la república mexicana.



Hoy en día afortunadamente no necesitas ser de las altas esferas sociales o ir por nieve a la cima de algún volcán para probar este sencillo pero delicioso postre helado que sin duda alguna, sigue siendo un manjar digno de un emperador de la talla de Moctezuma II.

Si te interesa saber más de este gran Emperador azteca, puedes consultar su biografía dando clic aquí.

5.- Los tianguis y mercados.



Comprar o vender productos en un tianguis o mercado no es algo de épocas contemporáneas, en la gran Tenochtitlan tanto en la plaza mayor como en lugares aledaños solían colocarse diversos tianguis y mercados, en los que los comerciantes ofrecían sus productos a los transeúntes, al no haber un sistema monetario propiamente establecido, el intercambio de productos se realizaba mediante trueques o bien se usaban semillas de cacao y maíz como moneda de cambio.



Representación de un tianguis prehispánico.



Cabe mencionar que al igual que hoy en día en estos mercados y tianguis se podía encontrar de todo, y al decir “de todo” me refiero a absolutamente todo, pues en aquellos tiempos era legal y bastante común encontrar desde enceres domésticos, fruta, verduras, animales, hasta niños y mujeres en venta o algunas chicas jóvenes ofreciendo servicios sexuales.

Puede que en nuestros tiempos no encontremos tanta “variedad” de productos y servicios, pero no cabe duda que asistir a un tianguis o mercados sigue siendo un hábito bastante común entre los habitantes tanto de pueblos como de ciudades, aun con la llegada de supermercados y tiendas de autoservicio, muchas veces resulta más conveniente y practico acudir a estos tianguis y mercados.


6.- Decirles “escuincles” a los niños.



El utilizar esta expresión nació debido al Xoloitzcuintle que es una raza de perro nativa de México muy fea, pues carecen de pelaje y pueden tener tres tamaños distintos, sin embargo no es por esta razón que se les dice “escuincles” a los niños, sino que la razón es por el comportamiento de esta raza, pues son perros que al ser cachorros son muy inquietos, celosos y hasta groseros con los desconocidos, aunque muy cariñosos con su dueño.

Siendo que el comportamiento habitual de un infante es sumamente parecido, por lo que se tomó la costumbre de llamar a los niños; “itxcuintles” entre los pueblos que habitaron el territorio Mexicano, posteriormente a la conquista y con el paso del tiempo la expresión se fue deformando hasta transformarse en “escuincles”.


7.- Hablar en diminutivo.



Antiguamente los adultos solían expresarse de manera muy cariñosa con los niños, mucho más que con otras personas, especialmente si era un adulto (esto aún ocurre hoy en día), normalmente les daban apodos o sobrenombres tiernos como por ejemplo; cocoton (en náhuatl significa migajita) o nishi que significa “pequeño” en hñahñu (lengua otomí), además de que solían usar múltiples expresiones en diminutivo al hablar con los niños.

Este hábito llego hasta nuestros días y no solo con los niños, pues diariamente se usan múltiples diminutivos en las conversaciones que se sostienen en el día a día, muchas de estas expresiones siguen siendo usadas de manera cariñosa.


8.- Beber agua de frutas.



México es enormemente privilegiado por la gran variedad de frutas que la tierra otorga a sus pobladores, y esto era bien sabido por los pueblos indígenas, ya que además de comerlas también explotaron este recurso mezclándolas con agua y miel para formar una bebida dulce.



Aguas de frutas en vitroleros.



Estas bebidas eran una parte importante en la comida de los primeros habitantes de México, normalmente se ofrecían en los banquetes del emperador, aunque la clase baja también podía disfrutarlas en casa pues era común encontrar diversos árboles frutales cerca de los asentamientos humanos.

En nuestros tiempos seguimos disfrutando de esta gran variedad de aguas frescas, ya sea como bebida durante la comida familiar o para mitigar el calor en días de verano.


9.- Usar molcajetes y metates en la cocina.



Usualmente en las casas de las abuelas y en algunos hogares modernos (aunque con menor frecuencia), solemos encontrar molcajetes y metates, estos utensilios de piedra son básicos para la elaboración de algunos alimentos o complementos de los mismos, como el nixtamal y las salsas.



Molcajete tradicional




Metate tradicional.



Estos dos utensilios ya era utilizados por los pobladores indígenas de México en su vida cotidiana y eran pieza clave de su cocina, hoy en día aún se les pude encontrar algunas veces como mera piezas ornamentales, aunque rústicos, aún cuentan con un nicho bastante amplio (especialmente en pueblos) poco a poco se han ido desplazando por otras herramientas más modernas, aunque muchos siguen prefiriendo el clásico sabor de una salsa picante o un guacamole preparado en un molcajete, inclusive existen restaurantes especializados en comida mexicana que no dudan en ofrecer a sus comensales la experiencia de servir complementos o salsas en los molcajetes otros llegan más lejos preparando estos complementos al momento frente a los clientes.


10.- Hacerse tatuajes.



Dentro de los pueblos indígenas el uso de tatuajes era considerado un símbolo de valentía, primeramente por que se hacían con espinas de cactus y en segunda instancia que los tatuajes no se hacían solo porque si, cada uno representaba algo importante dentro de la sociedad y de la persona, además de que contaban historias o hazañas, pues los guerreros estaban cubiertos de ellos, también los sacerdotes, aunque estos eran más de carácter teológico, pues solían llevar representaciones de los Dioses, símbolos místicos, símbolos astronómicos, significados matemáticos e inclusive leyendas y mitos del folklore local.

Actualmente no es raro encontrar a una persona con tatuajes, sin embargo se ha ido perdiendo o tergiversando el significado real de estas marcas, pues en la antigüedad no cualquiera podía ser digno de un tatuaje, debían de ganárselo de acuerdo al significado que este representaba, hoy en día solo basta con decir: “me gusto” y pagar una cantidad de dinero para tenerlo, sin embargo cabe mencionar que muchas personas hoy en día están más “rayadas” que cualquier guerrero prehispánico.


11.- Comer tortilla y picante.



Mexicano que no come tortilla y chile, simplemente no es mexicano, estas dos piezas han sido fundamentales durante la historia del pueblo de México, desde la antigüedad los indígenas ya preparaban tortillas y el propio maíz se convirtió en la base de la alimentación de todas las familias.



Salsa de molcajete que no puede faltar en la comida mexicana.



Así mismo sucedió con el chile, los pueblos indígenas descubrieron muy pronto que era el acompañamiento perfecto para la comida, al igual que hoy en día, desde muy pequeños se les enseñaba a los niños indígenas a consumirlo.

Hoy no es extraño para un mexicano consumir estos alimentos, al contrario, es casi un crimen comer sin estos dos acompañamientos básicos, ya que la tortilla es el recipiente o envoltorio predilecto de la gastronomía mexicana y el chile pues ni que decir, un buen mexicano le pone chile hasta al propio chile, esta hábito en especial despierta mucha curiosidad e intriga en gente de otros países, pues muchas veces no comprenden como es que un mexicano puede estar acostumbrado a comer comida picante o a ponerle chile a todo; comida, aperitivos, botanas, fruta, frituras, dulces etc.

Si te gusto este post, compártelo en tus redes sociales sígueme en Twitter @PaleoAlcor, no olvides visitar alguno de los enlaces patrocinados de la página, también puedes consultar más contenido del blog o ver mi otra página sobre Dinosaurios y Vida Prehistórica por medio de la sección de páginas amigas o haciendo clic aquí, de estas maneras me apoyas bastante para seguir subiendo más contenido.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario